Cualquier negocio, sea del tipo o tamaño que sea, puede y debe digitalizarse.
Realidades como el comercio electrónico han cambiado los modelos de negocio del pequeño comerciante. Aunque la proximidad sea un valor competitivo, el cliente es más exigente y tiene más ofertas a su alcance.
Acciones de promoción digital no son efectivas si antes no se ha realizado una verdadera transformación digital. Aunque compleja, debido en muchos casos a la cantidad y variedad de productos, es necesario poder disponer de datos actualizados en cada momento.
Gestión de inventario, finanzas, gestiones administrativas, en definitiva, toda la trazabilidad del proceso comercial nos permitirá un análisis pormenorizado de la rentabilidad del negocio. La intuición del comerciante sigue teniendo un papel importante, fundamentalmente en las relaciones personales, pero los protagonistas de la toma de decisiones son los datos objetivos.
Por ello lo mejor para empezar la transformación digital de la empresa es sin duda la gestión empresarial.